Las responsabilidades familiares y la discriminación por género son las principales barreras que sufren las mujeres que se encuentran en excluión social, a las que normalmente se añade la situación de aislamiento social y carencia de autonomía, baja autoestima y el miedo ante el incierto futuro. Todo ello les provoca un sentimiento de bloqueo e impotencia que les impide salir de la situación en que se encuentran, con desconocimiento, además, de sus derechos sociales, civiles y laborales. La consecuencia directa es la incapacidad de acceder a los recursos a los que tienen derecho.